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EXPLORANDO LA RIQUEZA DE LA MÚSICA LITÚRGICA EN LA IGLESIA BILINGÜE

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En mi juventud en Venezuela era muy común reunirnos en la iglesia para cantar y tocar música de alabanzas en español. Cantábamos varios coritos como Alabaré, No hay Dios tan grande como tú y Una mirada de fe acompañado con el cuatro, güiro y tambor. Luego vine a los Estados Unidos para estudiar y aprendí los himnos y canciones en inglés, cantando en un coro y de vez en cuando tocando la guitarra. Pero por mucho tiempo la música litúrgica en mi vida estaba casi completamente dividida entre mi mundo en español y mi mundo en inglés. De vez en cuando cantábamos El Pescador de hombres en un culto en inglés, o teníamos un culto aparte en español. Pero en esa etapa de mi vida no llegaba a encontrar algo más unido.

Pero esa división se está cambiando. Poco a poco estamos desarrollando más oportunidades para tener música litúrgica bilingüe y multicultural que nos brinde la posibilidad de adorarle a Dios juntos como un solo cuerpo de Cristo. Cuando me di cuenta de que Dios me estaba llamando al ministerio en iglesias bilingües comencé a hablar con muchas personas en todas partes de los Estados Unidos que están trabajando en la música litúrgica bilingüe. En mi primer año en el Seminario Teológica de Princeton nuestro director, el Doctor Martin Tel, me introdujo al himnario Santo, Santo, Santo/ Holy, Holy, Holy que se publicó en el 2019. A pesar de tener una pandemia en medio de este trabajo, he encontrado el himnario bastante útil para poder ofrecer una variedad de música litúrgica, ya sea virtualmente o en persona.

El desarrollo de un culto bilingüe no es algo que se produce sin reflexión y es realmente una obra de ministerio que se lleva a cabo con la congregación. He encontrado que esta obra es como un camino que estamos construyendo, que requiere lo descrito por el apóstol Pablo, donde el Espírito nos ayuda producir, “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5:22-23). Realmente el hecho de hacer esta obra de música litúrgica nos ofrece la oportunidad para practicar el llamado de Cristo para nosotros, construir el reino de Dios en la tierra.

Algunas cosas que me han ayudado en este camino con mis congregaciones han sido las siguientes:

 

Primero: Conocer la congregación

Para poder utilizar recursos como Santo, Santo, Santo es importante conocer bien a su congregación. Por ejemplo, hace poco tuve la oportunidad de servir como seminarista en una congregación Presbiteriana. Era importante saber que teníamos miembros que venían de países de todas partes de Latino América, incluyendo México, Centroamérica, el Caribe y los Andes. Venían de diversas costumbres de adoración y denominación. Inclusive, había algunas familias que tenían esa diversidad dentro de la familia. En comparación, la iglesia Episcopal donde estoy sirviendo ahora, es una congregación principalmente mexicana, de muchas partes de México, no solamente de una región. Dentro de la comunidad también hay una variedad de niveles de educación, pero la mayoría se criaron Católica Romana. Estas variedades nos dan la oportunidad de explorar una riqueza de música de alabanza.

Muchas veces los padres o abuelos hablan principalmente español, pero los hijos o nietos principalmente hablan inglés. Todos esto nos da una ocasión, a través de la música, de crear puentes entre generaciones. También tenemos congregantes que eran parte de la iglesia cuando se fundó y solamente hablaban inglés. Ellos traen la memoria institucional y las ganas de ver su iglesia renovada con el espíritu de inmigrantes nuevos.

 

Segundo: Incluir la congregación en la planificación, el desarrollo y la actuación

A veces es más fácil simplemente tocar la música que uno sabe o que se ha cantado por mucho tiempo. Pero hacer el esfuerzo de combinar lo conocido con cosas nuevas nos ayuda a crecer espiritualmente. Especialmente cuando la música nos ayuda a conectar con otros miembros de nuestra comunidad.

Por ejemplo, hace poco tuvimos varias personas en nuestra congregación que hicieron su confirmación. Una de esas personas era originalmente de Corea. Escogimos un himno coreano para la misa que se llama Ososo, que se encuentra en inglés y en coreano en Santo, Santo, Santo y era fácil traducir al español: 

Ven O príncipe de paz, haznos un solo cuerpo

Ven O Señor Jesús, reconcilia a tu pueblo

Era fácil hacer esta canción en tres idiomas sin perder el poder de la música coreana y que nos dio la oportunidad de incluir a todos los miembros como una comunidad en Cristo. La música litúrgica tiene la capacidad de apoyar una comunidad más inclusiva y conectada a la iglesia universal.

 

Tercero: Introducir la música de una forma intencional

Es importante tomar el tiempo necesario, asegurándose que los miembros están aprendiendo las canciones en los dos idiomas de una forma no demasiado apurada. Por ejemplo, Dios está aquí es una canción con un mensaje fácil de incluir en el plan litúrgico que también tiene buenas traducciones al inglés. Mientras, Just As I Am, es un himno esencial en inglés con buenas traducciones al español. Durante un periodo de varias semanas se puede cantar en las misas en español e inglés y cuando tengan una misa bilingüe todos los miembros van a reconocer la música, aunque parte sea en español y parte en inglés.

Es fácil tener una misa demasiado larga, con momentos en que se pierde la mitad de la congregación. Pero con buena planificación y practica se puede lograr algo que establece conexión y espacio para el movimiento del Espíritu Santo. Algunas opciones que he visto en las congregaciones bilingües son:

  • una misa en español e inglés y otra misa solamente en inglés;
  • una en inglés y otra en español con una misa bilingüe combinada una vez al mes;
  • todas las misas en los dos idiomas.

Es bueno comunicarse con frecuencia, especialmente cuando hay algo nuevo como un cambio de hora o tipo de adoración. Recordar la meta, tener paciencia, orar mucho, seguir escuchando y observando son algunas en mente en el desarrollo de música litúrgica en un contexto bilingüe. Y si algo no está funcionando es importante trabajar con la congregación para encontrar resoluciones creativas. Conectar con otras congregaciones bilingües adelanta el aprendizaje a través de sus experiencias. No estamos solos en este esfuerzo; somos miembros de la iglesia universal de Cristo, y Dios nos está llamando a abrir nuestros corazones a las diversas formas de alabar a nuestro Salvador.

 

Tanya Regli Witte de Cedren, MSS/MLSP

Candidate Senior, MDiv,

Princeton Theological Seminary

Postulant, The Episcopal Church of Pennsylvania

Tanya Regli se encuentra actualmente cursando su maestría de divinidad del Seminario Teológico de Princeton. Su entrenamiento para el ministerio inició en la Iglesia Presbiteriana Nuevas Fronteras, localizada en Plainsfield, New Jersey y ahora continua en la Iglesia Episcopal de San Juan en Norristown, Pennsylvania, donde Tanya se desarrolla como seminarista. Tanya Regli viene de una carrera de treinta años gerenciando organizaciones sin fines de lucro en Philadelphia y el Distrito Federal en México. Originaria de Colombia y Venezuela, vino a los Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Georgetown. Posteriormente, trabajó en Boston con comunidades de inmigrantes, para después obtener dos maestrías, una en servicio social y otra en derechos y política social. Después, en el Distrito Federal y en el estado de México, gerenció una organización de micro finanza. Al regresar a los Estados Unidos fue la directora ejecutiva del Arc, una organización apoyando a las personas discapacitadas. Cuando no está trabajando, disfruta pasar el tiempo libre con su familia, tocando música y cocinando juntos. Tanya se siente apasionada y llamada a servir en el ministerio a las comunidades bilingües, las cuales ofrecen mucha riqueza cultural a la iglesia de Cristo.